El séptimo sello de la discoteca

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jueves, 28 de noviembre de 2013

12 angry men (12 hombres sin piedad) - Sidney Lumet (1957)

12 angry men es una de esas películas que sólo necesitan un diálogo, una habitación y unos personajes bien definidos para ser brillantes. Una idea que se usó muchos años después en The man from Earth, otra película que me gusta mucho, aunque por motivos más subjetivos, por interés directo en la antropología.

En 12 hombres sin  piedad nos encontramos con los doce miembros de un jurado, que tienen que decidir sobre si declarar culpable o no a un joven de 18 años que presuntamente ha asesinado a su padre. Y el lenguaje aquí se vuelve fundamental: todo comienza cuando once de los doce votan a favor de considerarle culpable, mientras que uno decide votar en contra; no por considerarle inocente, sino por no estar seguro de que sea culpable. El diálogo es muy cuidadoso con esta distinción durante todo el largometraje, que se construye en torno a esta idea, junto a la de "duda razonable".  Se está decidiendo sobre la vida de un ser humano; qué menos que dedicar un tiempo a argumentar sobre las pruebas de su culpabilidad. Estas, que en un principio parecen concluyentes, son cuidadosamente deconstruidas, de tal modo que empiezan a dejar ver resquicios. La verdad, como ya apareció en Rashomon, tiene muchas caras. Los antropólogos, al tener que hacer reconstrucciones muchas veces basándose únicamente en testimonios personales, se enfrentan también a ese problema. Cada persona ve el mundo y sus acontecimientos de una manera, y esto influye directamente sobre su concepción de lo que realmente ocurrió. Las circunstancias que acompañan a cada uno afectan a la visión de los hechos, lo que va saliendo a la luz según se desarrolla la película.

12 angry men nos hace reflexionar al hilo de su reflexión, nos hace plantearnos la importancia de dedicarle tiempo incluso a aquello que consideramos que está plenamente cerrado. Y enfrenta, además, la cuestión de la pena de muerte, dándole la vuelta despacio para poder examinar todos sus ángulos y construir un discurso diferente, en un proceso que nos incluye también a nosotros, como espectadores y como sujetos con nuestra propia identidad y circunstancias.

8,5

Razones para convencerme a mí misma sobre por qué comenzar otro blog

Me cuesta bastante encontrar la paciencia suficiente para sentarme a ver una película. Necesito interactuar, moverme, dejarlo en un punto determinado y poder seguir más adelante; algo que me permiten con más flexibilidad los libros y los cómics. Pero de repente me han entrado ganas de ver todas esas películas que debería haber visto y para las que nunca he encontrado el momento, y de ver otras muchas que se me van presentando en los entresijos de la casualidad y me gritan que les dedique hora y media de mi tiempo.
Así que aquí estoy.
Este blog va a ser sencillamente una forma de recordarme a mí misma por qué determinada película me conmovió, sacudió mis esquemas internos, cambió mi mirada hacia el mundo. Una manera de hacer confluir identidad y alteridad a través del cine.
Sensaciones.
Simplemente eso.